29 de enero de 2012

Buenas sensaciones. La Pedraja 6 1 2012

En todo este tiempo he encontrado restaurantes muy diferentes: sitios familiares, sitios dirigidos como grandes empresas, sitios humildes. Los cocineros, los jefes, los camareros suelen responder a dinámicas únicas que sólo se encuentran e un determinado restaurante. En unos negocios los cocineros no mandan nada y en otros son la estrella de la fiesta. Los que resisten a los problemas y las crisis son lo locales familiares en los que una familia forma el esqueleto de dicho negocio. Porque se necesitan, a veces, determinados esfuerzos que sólo por compromisos extraprofesionales se suelen proponer y/o aceptar.







Me gustan cada vez más los lugares en los que en la sala, en el comedor, hay una persona que marca el negocio. Los cocineros han llegado a un grado de reconocimiento profesional que hace que la mayoría de los restaurantes sean los que mandan. Se ha ampliado la distancia entre cocineros y camareros. Muchos quieren ser cocineros y casi nadie quiere ser camarero.

En La Pedraja Michel domina la sala y da esa sensación de tenerlo todo dominado y estar alerta a los comentarios de los clientes. Se mantiene distante con los distantes y cercano con los que lo requieren. No en todos los negocios hay personas así. Pero en los que las hay, la oportunidad de poder comentar la comida o los vinos con él hace que todo sepa mejor, y que merezca más la pena salir de casa.

Para reforzar lo antedicho, es la prima de Michel, Fuensanta Cereceda, la cocinera de La Pedraja. Y tiene un punto espectacular para platos tradicionales. Buenas
sensaciones.





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